Diagnosticar es encontrar un modelo teórico que incluya todos los rasgos del caso particular estudiado. Requiere conocimientos, habilidad y experiencia lograda con entrenamiento. Sin embargo, pareciera que las carreras universitarias argentinas no preparan para diagnosticar, salvo aquellas relacionadas con la salud, aunque el psicodiagnóstico fue incorporado sistemáticamente luego del año 2003 (antes optativo y confundido con las técnicas); y en el caso de la educación lo asocian con el aprendizaje basado en problemas (ABP) o con el estado inicial del estudiante. Poco se conoce sobre la lógica abductiva y las consecuencias teóricas-comportamentales de los usuarios (profesionales o científicos). Para llenar este vacío, se indagó sobre los usos y formas diagnósticas utilizadas en diferentes áreas. Se entrevistó de modo comparativo-constante y en profundidad a profesionales y científicos vinculados a posgrados de docencia superior de toda Argentina (20 carreras y 69 profesionales) y a 28 expertos de 9 profesiones. Se encontró que el 100% relaciona el término diagnóstico con la salud y, en igual proporción, desconocen el método lógico que utilizan. El 87% no reconoce el diagnóstico en su profesión asociándolo al método científico. Sin embargo, aunque no reconocen el término, se comportan con seguridad diagnóstica (95%) y, en algunos casos (35%), afirman hacer diagnósticos presuntivos y confirmativos. La principal conclusión señala que los profesionales y científicos no reúnen la condición de expertos en diagnóstico, aunque lo realizan sistemáticamente y, lo que es preocupante, mantienen la idea de que el diagnóstico es una conclusión definitiva sobre el caso que estudian, lo que contrasta mucho con la falacia y los errores asociados que limitan al método abductivo. Se discuten las falsas asociaciones que se hacen del proceso diagnóstico en relación a los métodos deductivo o inductivo y se marcan alertas cuando la bibliografía profesional afirma la seguridad confirmativa del proceso diagnóstico.